domingo, 9 de octubre de 2011

mi artículo de periódico_2

El Parlamento turco permitirá a las diputadas llevar pantalones
<<Blusa, chaqueta y falda hasta la rodilla. Éste es el traje obligatorio para las diputadas en el Parlamento de Turquía. Mejor dicho, lo era hasta la semana pasada. Uno de los primeros temas en la agenda del recién inaugurado periodo de sesiones del Legislativo (sólo después de la posible invasión de Iraq) tocaba la cuestión de la vestimenta: ¿puede una diputada venir con pantalones al hemiciclo? Sí, puede, decidió la comisión constitucional y cambió las normas. La propuesta la habían lanzado dos diputados del AKP, el partido conservador-religioso en el poder, pero la cara, o mejor dicho la pierna detrás de la iniciativa, es otra: Safak Pavey, elegida en junio en las filas del socialdemócrata CHP, en la oposición. La joven política ―tiene 33 años― camina con una pierna ortopédica, consecuencia de un accidente que sufrió a los 19 años al caer a las vías del tren en Zurich, donde estudiaba. La prótesis quedó necesariamente al descubierto en la ceremonia de la jura de la Constitución. Sus señorías entendieron que esto no aumentaba precisamente el decoro de la institución. Desde esta semana, Pavey puede acudir en pantalones. O con falda larga. Las nuevas regulaciones dejan libertad en este sentido a las diputadas. De paso, la comisión decidió reemplazar el término 'señoras' por 'mujeres', más acorde a los tiempos que corren.
Y es que las normas del Parlamento turco tienen una larga historia: en 1934 Turquía permitió a las mujeres presentarse a cargos políticos y al año siguiente, 18 diputadas entraron en el hemiciclo, de 550 miembros. Las leyes de la época las puso el fundador de la república, Mustafa Kemal Atatürk, decidido a sacar el país de su contexto islámico e igualarlo con los estados modernos. En todas las instituciones públicas, llevar traje europeo era el primer deber de los funcionarios. Setenta años después, la representación femenina llegó a medio centenar. Y en las elecciones de junio pasado, dio un salto adelante: ahora hay 78 mujeres en el hemiciclo. Aún así demasiado poco, opinan las defensoras del los derechos de la mujer. Y sólo hay cuatro personas con minusvalías. Éste será su objetivo principal, ha prometido Safak Pavey: mejorar los derechos de los discapacitados, conseguir que se cumpla la ley que les asigna una cuota del 4% de personas en los empleos públicos.
Tiene experiencia: en los últimos años ha lanzado ya varias iniciativas en la prensa. Quienes la conocen saben que seguirá revolucionando el Parlamento con su espíritu combativo. Al margen de que se le vean las piernas o no>>.


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¿Puede una diputada venir con pantalones al hemiciclo turco? La respuesta es: ahora sí, antes no. Por extraño que parezca, hasta hace unos días en Turquía las diputadas electas no podían acudir al Parlamento en pantalones. Y nos preguntaremos, ¿por qué? De acurdo a lo que me he podido informar al respecto a  mediados de los 90 hubo un intento de varias parlamentarias de diferentes partidos para entrar en pantalones a la Asamblea legislativa. Se les impidió la entrada, manifestando una vez más que eran ellos quienes “seguían llevando los pantalones”.
De esta forma esta reivindicación viene de lejos. No obstante, como se comenta en el periódico,  La propuesta la habían lanzado dos diputados del AKP (partido en el gobierno) si bien el motivo origen de la iniciativa es otro: la pierna de Safak Pavey. De esta forma, Pavey puede acudir en pantalones, o con falda larga.
He elegido esta noticia puesto que me ha sorprendido mucho. En este sentido, me ha sorprendido saber que  ese tipo de normas siguen aún vigentes. Me ha sorprendido ver aún, el enorme camino por recorrer en favor de la igualdad. Me y me ha sorprendido ver la situación en la que nos encontramos en pleno siglo XXI. En definitiva, nos queda mucho por hacer. Esta claro que eso es evidente. Pero lo que no resulta tan evidente, es que la ciudadanía se conciencie de este hecho. De esta forma, considero que esta noticia tiene un enorme peso por su gran trascendencia simbólica. Sirve como punto de inflexión (o por lo menos debería) para que todos trabajemos en la consideración de la mujer en un plano absoluto de igualdad. Sin duda, este tipo de medidas son muy favorables y obvios.
Aunque el problema de fondo es, que no dejan de sorprendernos… ¿por qué?

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